*La efigie permanece inmóvil, sostenido por una torre de mármol adornada con detalles de flores y con una leyenda que evoca a Nicolás Bravo, uno de los tantos héroes que le dieron a este país su independencia
Inés Tabal G.
Veracruz, Ver. – Los rayos del sol lastiman la vista de toda aquella persona que levante la mirada para ver al gran general. Con su mano izquierda empuña su espada y con la derecha sostiene su casco y capa.
Con parsimonia agacha la mirada al suelo, como si vigilara a cualquiera que cruce por el parque Ciriaco Vázquez. Entre sus más frecuentes visitantes están los jóvenes con sus patinetas moviéndose de un lado al otro, también las parejitas que deciden venir a este sitio a pasar un rato agradable entre sus árboles de extenso follaje.
Pero el general permanece inmóvil, pese al frío viento de noviembre que cada día se intensifica más. Sostenido por una torre de mármol adornada con detalles de flores y con una leyenda que evoca a Nicolás Bravo, uno de los tantos héroes que le dieron a este país su independencia.
Nicolás Bravo dejó plasmado su nombre en la historia de México gracias a su carrera militar, participó en la segunda etapa de la guerra de independencia, hombre de confianza de José María Morelos y Pavón.
En 1821 se unió al Plan de iguala con Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, todos fueron parte del Ejército Trigarante que consumó la Independencia.
Ahora su recuerdo descansa en cientos de monumentos que el pueblo mexicano le levantó como una forma de agradecimiento. En Veracruz, cuna de la colonización y uno de los estados con gran importancia histórica, no podía pasar desapercibido; hay calles nombradas en su honor, plazas comerciales, localidades y, por supuesto, estatuas.
Una de ellas es este monumento de bronce que se levanta imponente en uno de los parques más característicos de la ciudad porteña y a su espalda la escuela Francisco Clavijero, de las primeras instituciones educativas fundadas en Veracruz.
En la torre de mármol de más de dos metros de largo se dibujan columnas que parecieran sostener hachas que rodean el monumento. Los relieves forman listones que cuelgan y rodean todo el contorno.
Abajo una bandera con el número 1910. Una fecha que marcó la historia de este país con el inicio de la Revolución Mexicana, el conflicto armado que realizó el pueblo de México como consecuencia del descontento popular hacia la dictadura de Porfirio Díaz.
Casi hasta el final y desgastada por el paso del tiempo se alcanza a ver la leyenda “La Colonia Española”. Cuatro escalones separan la obra del suelo y ocho columnas sostienen las cadenas que rodean al monumento.